Revista cultural de la Biblioteca del IES Arjé



lunes, 23 de abril de 2012

El último viaje de don Quijote




De todos es sabido que Cervantes, que era desordenado y propenso a la vagancia, jamás hubiera terminado "la más alta historia que vieron los siglos" si un tal Avellaneda, un escritor mañoso pero oportunista y con algo de mala uva, no hubiera plagiado su primer Quijote. En realidad, el Quijote de Avellaneda, una de las obras más desconocidas de la literatura española, no es una mala novela. De hecho está llena de trucos y efectismos "de novela", diseñados para cautivar al público. Con personajes situados entre Dos tontos muy tontos y Torrente, misión en Marbella, hoy hubiera arrasado en taquilla, convirtiéndose en un best-seller de éxito. En nuestra época superficial donde tanto se prestigia la incultura y la brocha gruesa, Avellaneda hubiera sido un ídolo mediático. Y, sin embargo, en su época, todo el mundo entendió que el defecto de la obra era precisamente ese: que no era más que una novela. En el S. XVII nadie confundió el ruido con la música, y Avellaneda fracasó, aunque espoleó, de rebote, al avejentado Cervantes a rematar su obra maestra.
Vladimir Nabokov imaginó lo hermoso que hubiera sido que Cervantes hubiera puesto a pelear en la ficción, y por los áridos campos de Montiel, a su Quijote con el de Avellaneda, pero Cervantes prefirió algo mejor: dar una lección de vida. Así humilló del todo a Avellaneda, componiendo una novela que era más que una novela, una obra en la que los personajes se salen contínuamente del libro, como si las páginas fueran demasiado estrechas para contenerlos. De manera que el Ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha, compuesto en 1615 por un Cervantes que tenía ya el pie en el estribo de la muerte, es en el fondo una radiografía bien negra del mundo que nos ampara: cruel, gris y desagradecido, donde con frecuencia la brillantez es manchada por el rencor, y donde se persigue con saña al que es distinto hasta ponerle el prefabricado traje que viste todo el mundo. Y así, don Quijote, ese héroe infatigable que luchaba a su manera por mejorar el mundo, se ve invadido por la decepción, por ese estarse entregando de lleno una sociedad que no lo comprende. De manera que Cervantes, pulverizando a Avellaneda, hablaba no sólo para los hombres y mujeres de 1615 sino también para los de 2015 y 2515. Inventaba el Romanticismo, pero también la Vanguardia. No había escrito una novela: había metido el mundo en ella; todas las desgracias que el propio Cervantes tuvo que soportar como tullido héroe de guerra al que nadie reconocía sus méritos, pero también los que como él habrían de venir al mundo entre la incomprensión y el desprecio de una sociedad chata y gris, sin ambiciones ni espíritu, que premia la estupidez y condena la inteligencia. En definitiva, prefirió la verdad que nadie quiere oir a la ficción inocua que gusta a las masas.
No obstante, mientras el Quijote que imaginó Avellaneda sigue vivo al final del libro, repartiendo estupidez por los campos castellanos, el Quijote de Cervantes, el auténtico, realiza su último viaje, y muere. En su cama. Sin violentos lances en el campo de batalla. De pena, tal vez. Era demasiado bueno para este mundo. Pero, qué grande Cervantes: al concederle esa victoria pírrica al Quijote de Avellaneda, dotaba de más verdad aún al suyo, de una verdad casi insoportable. Lo sacaba del libro para ponerlo en la tierra para siempre.
Ah, y otra cosa, aunque don Quijote muriera fracasado intentando construir un mundo más habitable, ahí estaba ya Sancho, incapaz de renunciar a esos ideales, con la lección del entusiasmo bien aprendida, y dispuesto a sucederlo.

lunes, 16 de abril de 2012

Ecuación Literaria nº 5. Pasado y presente

Bueno, amigos, esto se pone emocionante. Vamos con el quinto de los enigmas sumergidos, que han de desentrañar los torreadictos. Como siempre ganará el más rápido y el más completo.


El libro que hoy buscamos tiene dos nombres, y es una de las más espectaculares aventuras que se han contado jamás. Está basado en hechos históricos, más concretamente en una traición familiar, y su autor participó en aquellos hechos. La palabra griega que le sirve de título expresa una paradoja. El autor de este libro fue discípulo de un sabio mediterráneo que murió envenenado, lo que no le impidió, sin haber escrito jamás ninguna obra, ser también maestro de otro gran filósofo y educador de la antigüedad, que llegó a imaginar una forma de gobierno. Nuestro libro fue adaptado y modernizado para el cine en la película de la imagen, que trasladaba los hechos a un popular y peligroso barrio newyorquino. El año en que se estrenó el film se estrenó también como Primera Ministra la "dama de hierro" en el país de Albión y en su capital murió uno de los músicos más desconsiderados de la historia, bajista del más popular grupo punk de todos los tiempos, y autor de una singular versión del himno a la reina. ¿De qué estamos hablando?

miércoles, 4 de abril de 2012

¡Qué no te engañen! ¡Utiliza la Ciencia!


Hoy en día nos creemos casi toda la información que obtenemos por internet, especialmente lo que nos llega por correo electrónico. Además, suele ocurrir que la cadena de mensajes recibida sigue su curso y lo mismo que la recibimos, la volvemos a enviar a nuestros contactos, extendiendo la desinformación y remachando su “calidad científica”. ¿Por qué? Pues casi siempre por la pereza mental de no contrastar dicha información. La Ciencia nos puede ayudar bastante. Debemos analizar racionalmente, utilizando nuestros conocimientos científicos, toda esa “extraña” y “sensacionalista” información que nos llega. Además, si la hemos obtenido de una página web, debemos tener en cuenta a quién o qué organismo pertenece dicha web.

A principios del pasado verano (2011) me llegó un correo de una amiga sobre Marte. Como archivo adjunto venía una presentación con fotografías impactantes de dicho planeta y con un número de errores por diapositiva difícil de superar. Al principio de la presentación el autor dice que “muchos no van a dormir demasiado en agosto”, refiriéndose al encuentro más cercano de Marte a la Tierra que iba a ocurrir el día 27 de dicho mes y las terribles consecuencias. Os puedo asegurar que no tuve ningún problema para conciliar el sueño, exceptuando, claro está, los típicos de las altas temperaturas de ese mes del año. En la dirección http://ciencia.nasa.gov/science-at-nasa/2005/07jul_marshoax podemos encontrar un artículo de la NASA, en nuestro idioma, con fecha de 7 de julio de 2005 titulado “Cuídese del Engaño Sobre Marte” referido a tal acercamiento. Pues bien, ¿qué ocurre? ¿Este fenómeno va a ocurrir todos los 27 de agosto? Por supuesto que no. Podemos encontrar una tabla con los máximos acercamientos de Marte a la Tierra en la dirección http://spider.seds.org/spider/Mars/marsopps.html. En ella se puede ver que el 27 de agosto de 2003 sí hubo un encuentro cercano: los dos planetas estuvieron separados por 55.758.006 km. Es decir, que la dichosa presentación ya lleva bastantes años circulando por correo electrónico, indicando además una distancia mucho mayor: 34.649.589 millones de km. Un poco más y nos dan la distancia de la Tierra a Alfa Centauri, la estrella más cercana a la Tierra después del Sol, que está a unos 37 billones de km. Ese día, Marte brilló más que cualquier otro objeto celeste, a excepción del Sol, la Luna y Venus, pero a simple vista siguió pareciendo una brillante estrella roja. Según la presentación brillaría más que la Luna y se vería del mismo tamaño que nuestro satélite. En ningún acercamiento Marte podrá estar tan cerca de la Tierra como para verse del tamaño de la Luna llena. Si Marte realmente se viera del tamaño de la Luna llena, significaría que se habría salido de su órbita, se encontraría a sólo 700.000 km de distancia, ¡y se nos caería encima! Otro error es indicar que “la siguiente vez que Marte estará tan cerca será en el año 2287” y en la misma diapositiva decir que “pueden pasar 60.000 años antes de que suceda lo mismo”. ¿En qué quedamos? No salen las cuentas. Sí es verdad que la próxima vez que Marte estará más cerca que en 2003 será en 2287, como se puede ver en la tabla anteriormente mencionada. Estará a 55.688.405 km de nosotros. El autor de la presentación le echa la culpa de todo a la gravedad de Júpiter, cuando todo se debe a que la Tierra “alcanza” a Marte en su órbita. Dice que “los planetas se atraerán a una magnitud de – 2,9”. ¿Qué unidad tiene la cifra dada? No hay que ser físico para saber que la atracción a la que se refiere es una fuerza y que su unidad es el newton. Por cierto, 2,9 N es una fuerza muy pequeña a escala planetaria. Para hacernos una idea, es la fuerza con la que la Tierra atrae un cuerpo de unos 300 g situado en su superficie. Ese – 2,9 es en realidad la magnitud aparente, una medida del brillo aparente del planeta; es decir, de la cantidad de luz que se recibe del objeto. Cuanto más pequeño es el número mayor es la luminosidad. Por ejemplo los valores medios de algunos astros son: – 27 para el Sol, – 13 para la Luna llena y – 5 para Venus. Ese valor, – 2,9, sí era el de la magnitud aparente de Marte en agosto de 2003. Más adelante se nos dice “con un modesto poder de 75> de magnificación”. Esta frase, en realidad, no significa nada. Si hacemos los cálculos oportunos, ese día Marte se veía 75 veces más pequeño que la Luna, por lo que si lo mirábamos con un telescopio con una lente 75x, entonces sí lo veríamos igual de grande que la Luna, que es con lo que nos quieren asustar al principio de la presentación. Por último, nos daban una serie de datos sobre las horas en que aparecería el planeta por el horizonte y cuando alcanzaría el punto más elevado, tanto a principios como a finales de agosto. Y digo yo: ¿las horas a qué zona terrestre corresponden? ¿Todos los astros salen a la misma hora en todos los sitios? Todos sabemos que no.
El propósito de esta cadena fraudulenta, y muchas otras, es engañar a los incautos y recolectar direcciones de correo para spam. Por tanto, lo mejor es que cuando reenvíes un correo lo hagas con copia oculta (CCO), para que las direcciones de tus contactos no se divulguen por toda la web.

En otro correo, otra amiga me preguntaba mi opinión sobre un e-mail que había recibido en el que se advertía sobre la peligrosidad de las radiaciones electromagnéticas emitidas por los imanes decorativos que colocamos en las puertas de los frigoríficos. El Doctor Vicente Tortosa Pérez, de la Universidad de Almería, desde el Vicerrectorado y Servicios Generales Unidad de Extensión Universitaria, con dirección en Camino del Pozuelo s/n, 16071 Cuenca, nos informaba de un estudio realizado por la Universidad de Princeton según el cual, al consumir alimentos de un frigorífico decorado con imanes teníamos un 87 % más de probabilidades de contraer cáncer debido a la radiación emitida. También se decía que “los imanes adheridos a cualquier aparato (electrodoméstico) conectado a la corriente eléctrica aumenta el consumo eléctrico de dicho aparato, al aumentar la fuerza electromagnética del campo eléctrico del aparato”. Si alguna vez os llega algo parecido debéis saber que:






  • En la Universidad de Almería no hay ningún profesor llamado Vicente Tortosa Pérez.



  • La Universidad de Almería no tiene ningún campus en Cuenca, y menos aún un Vicerrectorado.



  • Lo que hay en el Camino de Pozuelo (y no “del” Pozuelo) es el Vicerrectorado del Campus de Cuenca y Extensión Universitaria de la Universidad de Castilla-La Mancha.
    No existe ningún artículo sobre imanes de nevera de investigadores de la Universidad de Princeton.



  • Los imanes no generan radiación electromagnética, sino campos magnéticos.La intensidad del campo magnético de un imán de nevera es bastante más baja que la de un altavoz de discoteca. Menos mal, porque si fuese verdad lo que dice el tal Vicente, los habituales de la Mae West, y similares, estarían todos fritos a cánceres.



  • El que un imán aumente el campo eléctrico de un aparato y consuma más es una solemne barbaridad. Bueno, la frase en la que se menciona esta propiedad del imán es una gran barbaridad. Si algún alumno la citara en un examen serviría para los famosos libros de disparates.



  • Si la probabilidad fuese tan alta, del 87 %, los que utilizamos los “letales” imanes estaríamos “criando malvas” desde hace tiempo.

Otra cadena con el mismo propósito. ¡Qué le habrán hecho los pobres imanes al supuesto Doctor Tortosa!

El mundo de la ciencia está lleno de mitos, que se extienden boca a boca o por las mencionadas cadenas fraudulentas, aunque muchos son falsos. La prestigiosa Revista Médica Británica (British Medical Journal), mediante estudios realizados por Rachel Vreeman y Aaron Carroll, decidió resolver algunos de estos mitos que llevan dando vueltas por la Tierra desde hace varias generaciones (publicación del 20 de diciembre de 2007). Veamos un resumen de algunos de ellos:






  1. Usamos sólo el 10 % de nuestro cerebro:
    Falso. Ningún estudio serio ha demostrado jamás semejante dato. ¿Cómo se puede dar una cifra concreta a un asunto tan complejo? Al analizar una serie de imágenes computacionales y escáneres de resonancia magnética nunca se ha encontrado ninguna zona "durmiente" en el cerebro. Al analizar las células o neuronas de un individuo no se encuentran tampoco áreas inactivas o zonas que no estuvieran funcionando. Los creyentes en poderes paranormales se escudan en este mito para justificarse.



  2. Las uñas y el pelo siguen creciendo después de muerto:
    Falso. No se trata más que de una ilusión óptica generada por el retraimiento de la piel del cadáver. El crecimiento de uñas y pelo requiere de un complejo proceso hormonal que se paraliza en el momento de morir.



  3. Cortarse el pelo al cero hace que crezca más áspero y rápido:
    Falso. No se trata más que de otra ilusión. Los investigadores encontraron varios estudios en los que se descubrió que el cabello rasurado no crece más rápido y nace sin una punta muy fina que se encuentra en el cabello sin rasurar, lo cual da la impresión de ser más grueso y más áspero. Además, la sensación subjetiva de ver una cabeza completamente pelada y al poco tiempo, verla oscurecida por el pelo, puede ser muy engañosa. Cuando tenemos el cabello largo, sin embargo, apenas notamos el crecimiento hasta que no se trata ya de algunos centímetros.



  4. Hay que beber 2 litros de agua al día:
    Falso. Este mito se ha extendido gracias a la nueva cultura de la imagen y del culto al cuerpo. Los investigadores bucearon en los estudios que existen sobre el tema y no han encontrado uno sólo que mantenga esta afirmación. No necesitamos tanta agua en nuestro cuerpo para estar sanos. De hecho, los estudios demuestran que nuestro cuerpo es muy bueno para regular cuánta agua necesitamos, y por eso nos indica cuando tenemos sed.



  5. Leer con poca luz daña nuestros ojos:
    Falso. ¿Nunca te han regañado tus padres por leer así cuando eras pequeño? Este mito se ha mantenido durante generaciones porque es cierto que cuando estamos forzando la vista se produce un estrés temporal que irrita o cansa la vista. Sin embargo, en cuanto volvemos a las condiciones normales de luz, desaparece ese estrés temporal y no queda ningún daño permanente en nuestros ojos.



  6. Comer de noche engorda:
    Falso. Comer de noche engorda exactamente igual que comer de día. Este mito parece ser que nació por un estudio solitario y sin cotejar que publicaron en Suecia donde afirmaban que se encontró que mujeres obesas dijeron comer más en la noche que las no obesas. La simple realidad es que las mujeres obesas no son sólo "comedoras nocturnas", sino en general, comen más durante todas las comidas. Lo único cierto es que la gente sube de peso porque consume más calorías de las que quema.



  7. La Coca-Cola deshace la carne en 48 horas:
    Falso. Toma un trozo de carne, ponlo en un recipiente con la bebida y espérate dos días a ver lo que pasa. Ya te lo adelanto yo: nada, la carne sigue igual. Si este mito fuese realidad los bebedores compulsivos de la marca más famosa del Universo estarían totalmente agujereados.



  8. Con el frío perdemos calor corporal por la cabeza:
    Falso. Hay gente que utiliza sombreros porque se nos dice que perdemos entre 40 y 45% del calor corporal por la cabeza. No es cierto. En temperaturas bajas se pierde calor por cualquier parte del cuerpo descubierta, y la cabeza no tiene nada de especial, aseguran los investigadores. Estudios realizados con cámaras infrarrojas han demostrado de forma rotunda ese hecho.



  9. El azúcar vuelve hiperactivos a los niños:
    Falso. Los investigadores encontraron al menos 12 estudios que analizaban el comportamiento de los niños con dietas que contenían distintos niveles de azúcar y nunca han encontrado diferencias entre ellos. Hay que tener cuidado con los excesos de glucosa, pero más por una cuestión de salud alimentaria y obesidad que por la hiperactividad.



  10. Se tardan 7 años en digerir un chicle:
    Falso. Puede que nuestros jugos gástricos no lo digieran, pero en poco más de 24 horas habrá abandonado nuestro cuerpo.
Bueno, espero no haberos cansado mucho; pero si a partir de ahora analizáis racionalmente la información que os llega utilizando las estrategias básicas del trabajo científico, habrá merecido la pena.