Revista cultural de la Biblioteca del IES Arjé



lunes, 13 de febrero de 2017

Los rojos de ultramar de Jordi Soler


En la lista de los mejores libros en español de los últimos 25 años que ha aparecido en Babelia no aparece, lamentablemente, por ningún lado este título de 2004, lo cual es a la vez una injusticia y un síntoma. Una injusticia porque es un libro formidable, fundamental e histórico, en todos los sentidos, y un síntoma porque, como la propia novela anticipa, la desmemoria y el interesado olvido que, como una pesada losa, se ha desplomado sobre nuestro exilio, ha acabado condenándonos en gran medida como país que no quiere verse a si mismo con nitidez en ningún espejo. Pero Los Rojos de Ultramar no es sólo una novela sobre el exilio mejicano, que dio nueva patria a quienes habían perdido la Guerra y la Historia; ni trata sólo de los españoles que fueron hacinados en campos de concentración franceses, los 300.000 de Angèls dur Mer; ni de los problemas de identidad que han arrostrado siempre los que fueron "rojos" y no "nacionales", por la propaganda primero y la desidia después. Los Rojos de Ultramar es un libro sobre la trastienda de la historia, su letra pequeña, y sobre cómo algunos de aquellos rojos, combatientes entusiasmados por la causa de un mundo sin clases, acabaron metamorfoseados, en su exilio, en todo aquello contra lo que habían luchado, al convertirse en ricos indianos con sus porteadores, sus criados, sus mucamas y sus gruesas cuentas corrientes con las que financiaban, cada vez con menos convicción, a la izquierda internacional.  Es un libro sobre el fracaso; el suyo y el nuestro.
Pero nadie se llame a engaño, estas apasionantes doscientas cincuenta páginas en las que Soler, escritor mejicano -y se nota-, indaga en las razones, las peripecias y las travesías vitales de su abuelo catalán, son una antología literaria en si mismas: a ratos son líricas o ensayísticas; en otras un bildungsröman; en ocasiones crónica de guerra, testimonio feroz de los vencidos; pero también novela de espías, tragicomedia del trópico, realismo mágico, parodia de telenovela venezolana o profecía azteca. Es muchos libros en uno. Todos se leen con entusiasmo. Y quizá la lección histórica sea aquí lo de menos e importe más la lección moral y la impronta de violencia y salvajismo que el laberinto mejicano acabó dejando en los españoles que arribaron a sus orillas (Luis Buñuel, Ramón J.Sender, Max Aub, José Ramón Arana, Juan Larrea, Luis Cernuda o María Zambrano entre otros). El exilio los salvó y los condenó simultáneamente. Y como el Arcadi de esta novela, muchos tuvieron finales propios de El corazón de las tinieblas, devorados por el horror.

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