Revista cultural de la Biblioteca del IES Arjé



jueves, 3 de junio de 2021

Los Mann

 

Alemania cuenta con dos familias de gran importancia dentro de la cultura universal: por un lado, los Bach, la estirpe de la música más extendida a lo largo de la historia, y por otro, los Mann, prolífica familia de intelectuales, escritores y artistas. Como esta sección del Arjé Magazine está dedicada a las familias literarias, nos centraremos en los Mann, pero qué interesante sería abrir una sección de sagas de músicos.

La historia de la familia Mann, -comerciantes, intelectuales y literatos-, se remonta al siglo XV en Núrember, para posteriormente trasladarse en el siglo XVIII a Lübeck, ciudad en la que nacieron los hermanos Heinrich y Thomas. Sus padres fueron Thomas Johann Heinrich Mann, acaudalado propietario de una empresa dedicada al comercio de cereales y Julia da Silva-Bruhns, nacida en Brasil de padre alemán propietario de plantaciones y de una brasileña criolla. De ellos, les viene a Thomas Mann sus aptitudes: de su padre “la seriedad en la conducta” y de su madre “la naturaleza jovial, es decir, la inclinación hacia el arte y lo sensible, y el gusto de fantasear”. Suponemos que la influencia del carácter paterno fue más determinante en su viaje por España al afirmar en Relato de mi vida, que le gustó y le resultó más interesante Castilla que Andalucía.

El mayor de los hermanos, Heinrich fue, según su hermano, unos de los novelistas más destacados de su generación. Como hijo de la alta burguesía tuvo una vida acomodada hasta la llegada del nazismo, que lo declararó persona non grata por su acérrima oposición al mismo, por lo que tuvo que huir del país, escapando primero a Francia y después, atravesando los Pirineos, entrar en España. Finalmente, con la ayuda de la red de rescate dirigida por Varian Fry, llegó a Estados Unidos.

Además de novelas, Heinrich Mann publicó antes de la 1ª Guerra Mundial el ensayo Zola, y en él presentaba al novelista francés como un abogado de la civilización frente a aquellos que, en su empeño por convertirse en escritores nacionales, preparaban el terreno para la catástrofe. Este ensayo fue el inicio del enfrentamiento con su hermano, ya que Thomas Mann consideró que la argumentación de su hermano era en gran medida un ataque personal en su contra por sumarse a los entusiastas de la guerra, a la que por cierto no fue porque el médico militar al que lo enviaron era un lector apasionado de sus libros y recomendó que debía quedar en paz y no ir a la guerra. Dicha catástrofe ya la predijo Heinrich Mann en su novela El súbdito, que terminó en 1914 pero que no pudo publicar hasta 1918. Considerada por Bertold Brecht como la primera novela satírico-política de la literatura alemana, en ella su autor intenta hacer pública y comprensible, por medio de la sátira y la parodia, la formación del súbdito ideal deseado por el poder totalitario, y la de denunciar su sistema, su origen, su funcionamiento y sus consecuencias. Argumento con vigencia en la actualidad con el experimento totalitario que están llevando a cabo los gobiernos suspendiendo el Estado de Derecho y fomentando súbditos (ciudadanos) ideales (que lo aceptan todo).

La obra por la que es más reconocido y que trasciende las fronteras de la cultura alemana y el momento en que transcurre la historia, es El profesor Unrat, -literalmente Mierda o Basura-, y en la que se basó Josef von Sternberg para su película El Ángel Azul. Basura era el mote con el que era conocido por varias generaciones de estudiantes e incluso sus mismos colegas se lo aplicaban fuera del Instituto. El apodo se lo pusieron a causa de su descuidada figura y por la semejanza fonética entre su apellido Raat y el mote Unrat. Heinrich Mann pone de relieve en su obra el drama de un hombre maduro que se ve de pronto perdidamente enamorado de una muchacha que, además de pertenecer a una condición social inferior a la suya, se dedica a actividades que son duramente censuradas por la sociedad de la época. Por su antibelicismo, sus ideas avanzadas, esta novela que plantea el leit-motiv de la búsqueda del placer en sitios alejados del mundo académico y por la influencia de profesores como Dequit de Historia y Nogueroles, profesora de francés, con los que nos reuníamos un grupo de bachilleres en la tertulia del Canaletas, es por lo que preferíamos a Heinrich en lugar del supraburgués Thomas Mann.

Thomas Mann, cuatro años menor que su hermano Heinrich, es autor de algunas obras imprescindibles de la literatura universal y, según la prensa de su país, la personalidad alemana más conocida del siglo XX, por delante incluso del abominable hombre cuyo apellido empieza por H. Ya con 25 años alcanzó el reconocimiento de público y crítica con su novela Los Buddenbrook, por la que la Academia sueca consideró merecedor del Premio Nobel de 1929, aunque ya había publicado Muerte en Venecia y La montaña mágica. En Relato de mi vida, él mismo califica a Los Buddenbrook como “novela de familia”, en la que inserta su experiencia supraburguesa en un libro sobre burgueses, narrando el declive de una familia de comerciantes de Lübeck a lo largo de tres generaciones. En cambio, La montaña mágica es una novela entendida como “arquitectura de ideas”, y en ella el autor trata de manera profunda y meditada todo lo imaginable: la muerte, la enfermedad, el amor, la política, la medicina, en definitiva, todo lo que preocupa al ser humano.

Además de la ya mencionada Muerte en Venecia que narra el drama interior de un escritor maduro que acude a Venecia para recuperar su inspiración y que termina interesándose por un joven de gran belleza, destacamos otra magna obra: la tetralogía José y sus hermanos que recrea la historia bíblica de José. Como curiosidad, destacar que para el personaje de José se inspiró en un joven español del que quedó prendado y que era compañero de habitación de su hijo Klaus en un internado suizo.

Thomas Mann se casó con Katia Pringsheim, de familia de judíos convertidos al protestantismo y que hicieron una gran fortuna con la explotación de los ferrocarriles. Tuvieron seis hijos, tres chicos y tres chicas, y cuando toda la familia se tuvo que exiliar a Estados Unidos, la prensa norteamericana la definió como “amazing family”, sorprendidos por ver tantos dones concentrados en seres tan dispares solo unidos por la genética. Erika y Klaus, los mayores, nacieron con un año de diferencia y que, sin serlo, ellos se consideraron siempre gemelos. Hicieron todo lo posible para escapar del sambenito que persigue a los hijos de progenitores célebres y dejar su huella. Klaus Mann consiguió dejar su huella en el mismo ámbito que su padre. De sus obras, escritas la mayor parte en el exilio, destacamos Huida al Norte, novela construida sobre experiencias personales; Hijo de este tiempo, en la que el autor revive su infancia y juventud, llevando a cabo un pormenorizado retrato de la vida cotidiana en Alemania durante la 1ª Guerra Mundial y la república de Weimar; y sobre todo, Mefisto, una de las primeras novelas que trató la realidad del régimen nazi inspirándose en un personaje real, el actor Gustaf Gründgens, que llegó a ser Director General del Teatro durante El Tercer Reich, y fue amigo y amante suyo y marido de su hermana por un tiempo. En la novela asistimos a la progresiva corrupción y el oportunismo de un actor lleno de ambición que utiliza para satisfacerla la maquinaria nazi. Sobre esta novela Istvan Szabó realizó una magnífica película interpretada por Karl-Maria Brandauer. Su carrera literaria quedó truncada al suicidarse a los 43 años, ya que según aseguró su hermano Golo, “rara vez fue feliz, aunque su vida fuera intensa y creadora”. El suicido fue la gran tragedia de los Mann, acostumbrados a quitarse la vida generación tras generación.

La historia de esta familia tan relevante en el ámbito cultural europeo se llevó a la pantalla con la realización de la miniserie centrada en la figura de Thomas Mann titulada Los Mann: La novela de un siglo, y después de conocer más a fondo a algunos miembros de dicha familia, podemos afirmar que de las vidas de ellos podría salir a la luz otras tantas novelas.